Conoce a Beatriz Harding Delgado. Ingeniero Comercial y MBA de IESE Business School

Compartir post:

Soy Beatriz Harding Delgado, tengo 32 años y estudie ingeniería comercial en la Universidad de los Andes (CL). Tengo dos hijas, de 3 años y 9 meses. Mi historia de MBA está lejos de ser convencional por eso quiero compartirla con ustedes el día de hoy:

Qué me motivó a hacer un MBA

Hacer un MBA es algo que siempre estuvo en mis planes; cuando salí de la universidad sentí que mi formación estaba incompleta, quería hacer un máster o algo que me ayudara a profundizar mis aprendizajes y poner a prueba los conocimientos que había adquirido trabajando. Adicionalmente, mi hermano y mi hermana habían hecho un MBA en diferentes escuelas de negocios, y a pesar de ser dos experiencias muy distintas vi como fue algo que los marcó mucho y los ayudó a crecer profesional y personalmente. Teniendo como base estos dos referentes en mi vida, se sumaron las ganas que teníamos como familia de vivir una experiencia internacional, donde nos encontráramos con el desafío de formar familia lejos del país propio.

Cómo fue ser madre primeriza estudiando un MBA

Fue muy exigente y gratificante a la vez. Exigente porque tienes la misma cantidad de trabajos, clases y eventos que tus compañeros, pero menos tiempo para todo. Por esto, hay que saber priorizar muy bien cada una de las actividades y saber distinguir lo que es importante para ti y para tu familia. Esto va de la mano con un sinfín de decisiones que hay que tomar cada día del MBA, si le dedico tiempo a esto, si me comprometo a participar de este club o ir a este otro evento ¿cómo me aseguro después de estar pasando tiempo con mi marido y con mi hija? Todo esto con mucho FOMO de por medio, y de darse cuenta de que la mayoría de tus compañeros están en una etapa de la vida distinta a la tuya. Saber lidiar con estas variables en el entorno de MBA que va a mil por hora es un desafío y te pone a prueba todo el tiempo.

Sin embargo, la parte gratificante supera todos los momentos difíciles que uno pueda pasar. La experiencia MBA consiste en recibir mucho del resto y también de que tu des algo único. En lo que recibí, me quedo con la diversidad de IESE, te obligan a interactuar y discutir con personas que ven el mundo completamente distinto a ti. Mis teammates de IESE, con los que me tocó trabajar todo el primer año en todos los casos, proyectos etc. me ayudaron a conocerme mejor a mi misma no solo como profesional, sino que también como persona y madre empujándome a ser la mejor versión de mí misma. Por otro lado, en lo que pude aportar, ser mamá cambia la perspectiva que tienes de ver el mundo, uno tiene distintos problemas, tareas, preocupaciones y poder compartir esa visión en un ambiente de toma de decisiones y resolviendo problemas de negocios es algo único y de gran valor.

Fuera del ámbito académico, lejos lo más gratificante fue ver a mi familia crecer en estos dos años. Me acuerdo el día de la graduación ver a mi hija y pensar lo orgullosa que estaba de ella, por cómo nos acompañó en este desafío, ese mismo día estaba de 8 meses y medio de embarazo de mi segunda hija, que también de alguna manera participó de la aventura.  Finalmente, estoy infinitamente agradecida de mi marido, quien vivió este proceso de manera diferente, pero desde el principio me aseguró que podríamos construir nuestra familia mientras nos desarrollábamos como profesionales en el extranjero.

Para las que estén pensando en ir en familia les diría:

Red de apoyo: antes de empezar el MBA lo que mas me asustaba era perder la red de apoyo con la que contaba en Chile, mi familia, la familia de mi marido y amigos. Cuando llegamos a Barcelona nos costó entender en un principio que las redes de apoyo se construyen, y que lo siguen donde va uno. Depende de uno encontrar personas y circunstancias que hagan más llevadera la vida en familia y te permitan disfrutar el MBA más allá del ámbito académico, sean amigos, partners o jardín infantil; creo que el hecho de estar en Barcelona facilitó bastante este proceso por las características de la ciudad y su costo.

Proyecto de vida en común: para mí, el MBA cuando uno va en familia no es el algo individual, es un proyecto familiar que involucra a todos. Mi marido y yo siempre tuvimos claro desde el día uno que los estudios se enmarcaban en un proyecto a largo plazo de familia. Tener ese objetivo claro te ayuda en los momentos en que surgen tensiones y que uno se cuestiona ¿habré tomado una buena decisión? ¿Qué estamos haciendo aquí? Estas son preguntas que nos hicimos en más de una ocasión y, en esos minutos, sin tener la respuesta, apostábamos a ese proyecto común que no iba a dar resultados inmediatos.

Autoexigencia y confianza: si pudiera hablar conmigo misma hace dos años, cuando empecé el MBA, me diría que me lo tomara todo con más calma. El hecho de empezar el MBA con una hija de año y medio, en un entorno exigente, me hacía sentir que a veces debía compensar por mi falta de tiempo, haciendo más cosas y autoexigiéndome más para demostrar que era capaz. No fue hasta después de las vacaciones de Navidad, con mi primer reporte de notas en mano y la práctica asegurada, que me di cuenta de que no iba por tan mal camino y que mucho de mis momentos de estrés eran autoimpuestos por mí misma.

¿Lo volvería a hacer todo de nuevo? ¡100%! ¡Si! La experiencia fue única y es una aventura que volvería a vivir con todos sus pros y contras. Por eso animo a todas las mujeres que piensen ir en familia que lo hagan y se atrevan para que cada vez haya más referentes en este campo. Gracias a Women MBA que nos da estos espacios para demostrar que la compatibilización es viable y no siempre las decisiones que uno toma son mutuamente excluyentes.

MBA Chile
MBA Chile

Si estás pensando en postular, tienes dudas del proceso o sólo quieres conversar, contáctanos en nuestras redes sociales @womenmbachile (Instagram o LindkeIn)!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Login