Mi nombre es Jacinta Izquierdo. En abril de 2023, comencé un MBA en el EAE Business School en Madrid, España.

Mi experiencia es inusual entre las personas que optan por realizar un MBA en el extranjero, especialmente entre las mujeres. Hasta la fecha, solo se registran 6 diseñadoras en la base de datos de Woman MBA Chile. Por esta razón, me siento inspirada a escribir esta carta con la intención de motivar a más mujeres de diversas disciplinas, no solo aquellas que hayan estudiado carreras comerciales o afines (las más comunes), a considerar la posibilidad de cursar un MBA. Creo que hay mucho que aprender y aportar, y que hoy en día se requieren cada vez más, independientemente de la formación académica, perfiles integrales.

La verdad es que, en un inicio, no tenía previsto realizar un MBA. Me vine a Madrid para acompañar a mi marido mientras él cursaba su MBA en IE Business School, mientras yo seguía trabajando a distancia. No obstante, a medida que él compartía sus experiencias y conocimientos, mi entusiasmo crecía gradualmente y me di cuenta de que un MBA era precisamente lo que estaba buscando. Ya que, lo que más disfrutaba en mi trabajo en ese momento era la gestión de equipos y de proyectos, y deseaba seguir creciendo en esa área.

Al principio, tenía la impresión de que solo los perfiles comerciales cursaban un MBA. Sin embargo, al conocer a los compañeros de Matías (mi marido), comencé a comprender que había una diversidad de perfiles, algunos parecidos al mío, lo que me motivó a tomar la decisión de emprender esta experiencia.

La decisión no fue sencilla en un principio, porque al comunicar mis planes, mis amigos y familiares no comprendían por qué yo, viniendo del ámbito del diseño UX/UI, deseaba cursar un MBA, especialmente porque las matemáticas y las áreas financieras siempre fueron un desafío para mí. Por esto mi discurso al comenzar el programa solía ser: “Bueno, yo vengo del mundo del diseño, así que, si necesitan presentaciones atractivas, avísenme”. Este discurso reflejaba un complejo de inferioridad e inseguridad que, con el tiempo, se transformó, ya que me di cuenta de que tenía mucho que ofrecer y que los cursos “financieros” no eran tan intimidantes como pensaba; de hecho, llegaron a gustarme. Agradezco en gran medida a los excelentes profesores que, al escuchar mi discurso, me increpaban con esa característica franqueza española y me decían: “El hecho de ser diseñadora no significa que no puedas aprender de otras áreas”. Fue entonces cuando mi nueva herramienta favorita pasó a ser Excel, en lugar de mis amadas plataformas de diseño.

No puedo negar que ha sido un desafío; aunque me ha ido muy bien, incluso mejor de lo esperado, el temor al fracaso siempre está presente. Esta experiencia ha sido una prueba de superación que ha requerido un gran esfuerzo.

Ha sido sumamente gratificante descubrir que mi talón de Aquiles era principalmente una limitación psicológica y no una limitación real. He aprendido cosas que antes consideraban imposibles y esto me motiva a seguir avanzando y a creer que puedo lograr lo que me proponga en el futuro.

La vida en Madrid es maravillosa; pasear por sus calles y sentirse seguro no tiene precio. La calidad de vida y la accesibilidad a todo lo que necesitas es algo impresionante. Aunque al principio me costó adaptarme a la cultura española y su franqueza, ahora la admiro y deseo incorporarla en mi vida.

Sin embargo, esta increíble etapa está llegando a su fin, y nos quedan unas pocas semanas para regresar a Chile. Partimos con los mejores recuerdos de una etapa increíble en la que hicimos muchos amigos que sin duda perdurarán toda la vida, aprendimos muchísimo y crecimos tanto en lo profesional como en nuestra relación de pareja.

Ahora me dispongo a buscar nuevos desafíos en los que pueda aportar y poner en práctica todo lo que he aprendido. Si bien siempre es tentador quedarse en otro país, especialmente si se encuentra una calidad de vida como la que ofrece Madrid, también considero importante que el talento regrese a Chile. Tenemos mucho que aportar a nuestro país, y existen grandes oportunidades para ello.

Recomiendo esta experiencia a quienes desean crecer, especialmente a aquellos que enfrentan los mismos miedos que yo tuve al principio, los cuales, para ser sincera, aún persisten. Sin embargo, el esfuerzo puede superar cualquier obstáculo y, en mi opinión, para aquellos que no provienen del ámbito comercial, aprender de esta experiencia es una ventaja considerable.

También animo a todos a seguir creciendo constantemente y a no limitarse a lo que han estudiado. Lo mismo aplica a las empresas: busquen perfiles diversos e integrales, ya que el mundo es diverso y el futuro está lleno de incertidumbre y cambios. Por lo tanto, creo que la diversidad es la clave para afrontar los desafíos futuros de manera exitosa.

Aprovecho esta carta para agradecer a todos aquellos que me motivaron a asumir este gran desafío y me han apoyado en el camino, en especial a Matías, mi marido, que sin duda ha sido mi principal motivador para siempre aspirar a más.