María Jesús Silva, MBA Candidate de Vanderbilt

Compartir post:

Mi nombre es María Jesús Silva, tengo 33 años y estudié Ingeniería Comercial en la Universidad de Los Andes. Actualmente estoy en mi segundo año de MBA en la universidad de Vanderbilt, un programa que se caracteriza por su escala personal, en Nashville, la ciudad cuna de la música country y muy fuerte en el sector healthcare y start-up. Entré al MBA con dos hijos, de 3 años y 6 meses. En este artículo quiero compartir mi historia para motivar a otras mamás, y mujeres en general, que estén evaluando la opción de hacer un MBA fuera de Chile.

Antes de venir al MBA trabajé en Credicorp Capital, en Equity Capital Markets, y en el Banco BCI, en Planificación Estratégica. Roles en los que aprendí acerca de los desafíos de la industria financiera en Chile desde dos puntos de vista completamente diferentes. En paralelo, fui profesora de Marketing y Finanzas en la Universidad de Los Andes. En todas estas empresas tuve la suerte de contar con mentores que me inspiraron y guiaron en mi desarrollo profesional y de los que estoy muy agradecida. 

Disfruté mucho mi etapa universitaria y desde que me gradué, la idea de estudiar un postgrado estuvo presente. Me llamaba la atención la experiencia académica, la oportunidad profesional y también la experiencia familiar de vivir en otro país, conociendo otras culturas. Evalué distintas alternativas, pero sentía que me faltaba información y no tenía buenos referentes. Trabajaba en una industria en donde los MBA eran muy comunes, pero todos los ejemplos que conocía eran hombres. No tenía referentes femeninos y tenía poca información del mercado laboral post MBA, las opciones de financiamiento y el retorno de la inversión. Encima de todo esto, ser mamá siempre fue una de mis mayores aspiraciones personales, y no tenía claro qué tan compatible sería estudiar y tener hijos al mismo tiempo. De hecho, mientras esperaba a mi primer hijo, me junté con el representante de una escuela de negocios a la cual me interesaba postular, y todavía me acuerdo como esa persona se rió en mi cara diciéndome que estudiar siendo mamá era incompatible. Todo esto hizo que dejara la idea de lado. 

El año 2019 nos vinimos a Estados Unidos por el MBA de mi marido y fue ahí donde tuve la oportunidad de realmente entender el amplio mundo MBA y las oportunidades que ofrece. Conocí muchas personas que venían de todo tipo de carreras, roles e industrias y que me volvieron a inspirar a querer estudiar. Empecé a preparar el GRE y el TOEFL mientras esperaba a mi segunda hija. El proceso de postulación en general es largo y desgastante, y muchas veces dudé de lo que estaba haciendo, pero gracias al apoyo constante de mi marido y familia lo logré. 

Desde el día que empecé el programa, supe que había sido la decisión correcta y lo he disfrutado muchísimo, tanto en lo profesional como en lo personal. 

Profesionalmente, el MBA me dio la oportunidad de seguir mi desarrollo en Estados Unidos. En los programas de MBA, el career management center de la Universidad genera muchas instancias para conocer e interactuar con empresas de distintos rubros. Es una tremenda oportunidad para abrirse nuevas opciones, hacer networking y explorar temas que te interesen. Para mí fue clave para definir las empresas con las que tenía mejor calce y que me interesaba postular. 

A través de ellos, participé en varios procesos para internship y elegí Amgen, una empresa pionera en biotecnología con presencia mundial, por la oportunidad profesional que me ofrecía, y por la cultura que me pareció muy alineada a mis valores además de ser amigable con el hecho de ser mamá. Hice mi internship durante el verano y me tocó un proyecto muy interesante; ser parte del equipo que desarrolló el plan de lanzamiento de un nuevo producto. Cuando terminé, me ofrecieron quedarme full-time después del MBA.

En el ámbito personal, mi MBA me ha permitido conocerme mejor, tener más confianza en mis capacidades y participar en proyectos alineados a mis valores. Owen, mi escuela, se caracteriza por ser relativamente chica, con menos de 200 alumnos por promoción. Y esto ha sido un factor determinante para mí en poder desarrollar relaciones más personalizadas con el career management center, profesores y la administración. Además, me ha permitido participar en proyectos muy alineados a mis intereses, como en el desarrollo de la política oficial de soporte a padres, y de la que estoy muy orgullosa porque activamente establece procesos y herramientas que hacen el MBA más accesible para quienes tenemos hijos. 

Una herramienta clave en el ámbito de desarrollo personal ha sido el Leadership Development Program que ofrece Owen. Este programa incluye, entre otras cosas, la opción de tener un coach externo para trabajar los temas que a mí más me interesan. Mi coach es americana, tiene dos hijos, y más de veinte años de experiencia en diferentes roles corporativos. Su perspectiva y consejos me han ayudado durante mi proceso de búsqueda de internship y después para prepararme para mi puesto post MBA.

Para cerrar, y porque sé que muchas lo preguntan, quiero hablar de lo que me ayudó a compatibilizar estudios y maternidad. En mi caso, dado que mi marido trabaja acá en Nashville, lo primero fue contar con un jardín infantil que me diera plena confianza. Esto es un proceso largo y hay que hacerlo por lo menos seis meses antes de llegar, porque tienen listas de espera. En segundo lugar fue necesario entender cómo priorizar. El MBA está lleno de oportunidades para involucrarse, lo que a ratos puede ser difícil de manejar en conjunto a las otras responsabilidades académicas y familiares. Para mí, priorizar significó entender desde el principio qué era lo que me entregaba más valor de acuerdo a mis intereses y metas personales, y a la vez definir -y comunicar- cuáles eran mis límites. Esto me permitió involucrarme activamente en roles tales como vicepresidenta del Latin American Business Association o ser parte del proceso de admisión entrevistando potenciales alumnos como Admission Fellow. Como tercer y último punto, me ayudó ser transparente con mis profesores y compañeros. Por ejemplo, al empezar un proyecto grupal, les decía las horas que no funcionaban para mí porque estaba con mis hijos. Owen se caracteriza por ser una comunidad muy unida y siempre tuve buena recepción.

 A dos meses de graduarme, estoy muy contenta con mi experiencia. No quiero ser poco realista y negar que hay momentos desafiantes, pero jamás lo definiría como inviable. Me encantaría que futuras mujeres que están pensando en un MBA y tienen hijos sepan que siendo organizadas y con el soporte necesario, sí es posible conseguirlo. Y me parece que Woman MBA Chile cumple un rol importante en entregar información y redes que facilitan el proceso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Login